Hace muchos años hubo un diluvio que acabo con toda la población en la
cual solo sobrevivieron dos hermanos, asustados por el torrencial aguacero y
con mucha hambre los dos hermanos
salieron en busca de alimento para poder sobrevivir, al llegar a su refugio el
cual era una cueva, los dos hermanos se encontraron con una canasta llena de
frutas; así pues paso muchos días y lo sucedido era repetitivo, por lo que cada
tarde los hermanos encontraban comida en su refugio. Sorprendidos por tal
suceso misterioso los hermanos decidieron turnarse y que solo uno saliera en
busca de alimento y el otro se quedara en la cueva para ver quien les dejaba la
comida. Al caer la tarde a lo lejos se veía como algo en forma de un ave se
aproximaba a la cueva y entonces de pronto llego, era una guacamaya que les
alimentaba.
Y desde allí empieza a resurgir la cultura cañari como hoy en día se la conoce.
El nombre Cañar está compuesto de dos palabras: Kan que significa serpiente; y, Ara, guacamayo, por tanto si nos atenemos a estas acepciones los cañarís son descendientes del Guacamayo y la serpiente.
El nombre Cañar está compuesto de dos palabras: Kan que significa serpiente; y, Ara, guacamayo, por tanto si nos atenemos a estas acepciones los cañarís son descendientes del Guacamayo y la serpiente.
La Cultura Narrìo
En la colina Narrìo se
asentó un pueblo con el mismo nombre “Narrìo”, cuya población data de
aproximadamente 4000 años, la cual era una cultura de grandes agricultores y de
hábiles artesanos y ceramistas, los mismos que mantenían una estrecha relación
comercial con la costa, sierra y amazonia, así también con el norte del Perú;
cultivaban el maíz, porotos, quinua, papa, en combinación con el famoso cuy y
otros productos usados para su alimento y comercialización a través del trueque.
Casa Narrìo
En las excavaciones
realizadas en 1941 por los investigadores norteamericanos D. Coller y J.
Murria. Se descubrieron las huellas de antiguos postes o pilares que sostenían
una casa en narrìo; así quedó demostrado que la colina sirvió de vivienda y
también donde se enterraba a los muertos en una práctica que duro varios
siglos.
La cerámica Narrìo (3.300 –
2.200 AC)
La cerámica Narrio está
considerada entre los mejores logros alcanzados por los habitantes del cañar
antiguo. Chaullabamba en el valle de Cuenca, Pirincay en Paute y Putushio en
Oña. Se identifican como narrio por una misma alfarería que demuestra el
conocimiento técnico de los artesanos, en una época en la que la cerámica era considerada el medio
de solución no solo para la cocción de alimentos sino también para la expresión
del mundo suntuario y religioso de las comunidades. La cerámica de Narrio se
caracteriza entre otros atributos por la finura de las paredes, las formas y
diseños de las líneas estilizadas y realistas.
Cerámica Tacalshapa (2.200 –
1000 AC)
La cerámica Tacalshapa
va a ocupar la geografía de las provincias de Cañar y Azuay. Son el resultado
del cambio de las estructuras sociales y económicas de los grupos humanos que
dejaron de ser aldeas con un control especial de tierras cultivables próximas a
las mismas hasta lograr el manejo de distintas ecologías integradas a un solo
poder político regional. Distinguimos tres
fases llamadas Tacalshapas I, II, III, que varían sobre todo por el
tamaño de las piezas y la integración del negativo, el blanco sobre el rojo y
otros atributos decorativos tecnológicos y formales.
Cerámica Cashaloma (1000 –
500 AC)
En el valle del Cañar pre-incásico
y cuyo centro fue lo que hoy conocemos como Ingapirca, se produjo hace mil años
un tipo de cerámica que luego será identificada como Cashaloma. Se trata de un
estilo regional finamente trabajado y quizá único en esa época por las
innovaciones de formas y combinación de técnicas decorativas. Fue sin duda la expresión
material de una región que puso mucho énfasis en lo ritual a través de la cerámica, aunque su producción no se difundió más allá
de la actual provincia del Cañar.
Ingapírca
A finales del siglo XV, los incas levantaron
Hatun – Cañar, ahora conocido como Ingapirca, en un territorio antiguamente
habitado por los cañarís. El poblado se convirtió en poco tiempo en un
importante centro político y religioso donde los cuzqueños controlaban los
Andes centrales del antiguo Ecuador. Se levantó un coricancha o templo solar y
numerosas instalaciones de diverso tipo que fueron destruidas durante la guerra
civil del Tahuantinsuyo más o menos en 1530. La guerra también significo el
despoblamiento de toda la región que fue luego con los españoles dividida en
haciendas, pequeñas propiedades y tierras comunales situación que ha durado más
o menos inalterada hasta nuestros tiempos.
Hoy en día Ingapírca es un
complejo arqueológico en donde se puede disfrutar y conocer de muchos espacios
que los incas utilizaban como centro de adoración o sencillamente para el almacenamiento
de cereales. Al inicio del complejo podemos observar grandes agujeros de forma
circular que se denominan collcas las cuales servían para almacenar los cereales
y granos. Estos lugares de almacenamiento poseían una ventilación natural para
que los granos no se dañen.
Una de las plantas ancestrales
que los incas utilizaban para realizar sus rituales es el guanto, esta planta
posee una hojas en formas de campana de la cual se hacía un té y esta servía
para adormecer o a su vez para causar la muerte.
Otro de los lugares
reconocidos es Pilaloma ubicada en el extremo sur oriental del
templo, este lugar
fue destruido por los incas en su gran mayoría pero lo único que respetaron es
la parte central en donde se encontraba una tumba cañari. Fueron hallados once
esqueletos estos cuerpos estaban en una posición fetal con abundantes ofrendas.
En su parte central se encontró un cuerpo de una mujer el cual se presumía era
de una sacerdotisa acompañada de sus sirvientas. Se sabe que la sacerdotisa murió
de forma natural, pero las sirvientas
no, puesto que ellas bebieron el té de guanto. La celebración del intiraymi se
da porque en el centro de pilaloma hay una piedra que es considerada como un calendario agrícola
para los Cañaris porque entre las fechas del 19 – 22 de junio el sol se oculta
y toca la parte central de la piedra; y es ese día en el que los Incas
celebraban por las cosechas que daba la pachamama.
La
Elipse ``Templo´´ o ´´Castillo`` sobrepuesta y adosada a una roca
ceremonial cañari, este torreón elíptico, único en el Tahuantinsuyo, constituye
la expresión máxima de la arquitectura inca en el Ecuador tanto por el perfecto
encaje de sus bloques de andesita verdad almohadillados, como por los
ornamentos trapezoidales conocidos como ``hornacinas`` con funcionalidad
simultanea para actividades de astronomía, religiosas, administrativas y
militares.
El mismo está conformado por
el muro oval y lo que queda de los palacios, el patio interior, la gran plaza,
los cuarteles ubicados en la parte más
alta lo cual les permitían
identificar los sitios de nacimiento y ocultamiento del sol. Fue construido en el siglo XV por el inca
Huayna Càpac sobre las ruinas de los indígenas cañaris.